
Hoy la red está llena de consejos preventivos, os dejamos un artículo diferente, para reflexionar sobre la navegación a la deriva con imposiciones y prohibiciones o la navegación de acompañamiento, educativa y emocional.
Internet, ha supuesto una gran
revolución en el entorno en el que vivimos, un entorno que cambia a velocidad
de vértigo y que además es volátil, incierto y ambiguo. La facilidad de las
personas para adaptarse a los cambios, depende sobre todo de lo experimentado y
lo vivido desde el nacimiento, nos guste o no, ésta es la época que nos ha
tocado vivir, y cuanto antes nos adaptemos mejor.
Si en nuestra infancia y
adolescencia, nuestras relaciones sociales las establecíamos en nuestro entorno
más cercano, el colegio, la calle, la familia,…, actualmente nuestros menores
han cambiado esa sociabilización debido a varios factores:
-la
incorporación de los dos miembros de la familia al mundo laboral, si en un
principio fue por establecer el derecho de la mujer, actualmente la coyuntura
económica y social hace que ninguno de los dos miembros pueda permitirse
quedarse sin trabajo, si es que tienen la suerte de tenerlo.
-el
“miedo” de los padres a dejar solos a nuestros hijos en la vía pública, ya que
después de escuchar muchos casos de desaparición de menores, los niveles de
inseguridad ciudadana,…pensamos que en casa, aunque estén solos, siempre van a
estar mucho mejor.
-la
generación de nuestros hijos, bien llamada generación digitalizada o
tecnológica, han nacido con las nuevas tecnologías, están creciendo con ellas y
formándose a través de ellas.
Así pues podemos considerar que
nuestros menores se mueven en entornos muy diferentes a los vividos por
nosotros, están más receptivos a los cambios que se producen en la sociedad, no
les da miedo probar cosas nuevas, y totalmente habituados a las nuevas
tecnologías.
Pero si hay algo que no cambia en
las personas, es la necesidad de tener una red social, todos la tenemos, el
cambio reside en que ahora las redes sociales son virtuales, y si analizamos
los cambios en la sociedad y el poco tiempo que tienen nuestros menores parar
relacionarse físicamente en la calle, es obvio que Internet les ha ofrecido la excelente
posibilidad de cubrir esa necesidad vital para todos los humanos.
Debemos precisar además, que es
mucho más fácil establecer una relación de confianza con personas que, aunque
extraños y no nos conocen, ayudan a superar los complejos típicos de
cualquier adolescente. Así tenemos un campo sembrado para que cada vez nazcan
más adeptos a las nuevas redes sociales virtuales. No existe el riesgo de que
se rían de ti, puedes disimular tu timidez, ser más valiente, decir cosas que
jamás te atreverías a decir físicamente a una persona, existe un “anonimato”
que a todos nos hace actuar de forma diferente a como lo haríamos ante la
presencia física de las otras personas.
Muchos progenitores ven Internet,
como una herramienta de trabajo, el sitio perfecto para informarse de
actividades,… otros, en cambio, lo ven como algo que no va con ellos, que es de
otra época que no nos ha tocado por generación o bien porque son personas a las
que como decíamos al principio, les cuesta mucho adaptarse a los cambios. Son
pocos los que todavía utilizan Internet como una red social más a la que añadir
sus amigos físicos y poder establecer comunicaciones y relaciones, que por el
ritmo de vida, la distancia o bien por actuar en base a necesidades personales
es complicado interactuar de forma física, es decir, las redes sociales tienen
una vertiente positiva impresionante, como todo en esta vida, hay que saber
hacerlas servir y sobre todo, perder el miedo.
En cualquiera de los casos,
debemos cambiar la mentalidad, adaptarnos a la época que nos ha tocado y dejar
de ver las amenazas en Internet o las redes sociales, para transformarlas en
oportunidades, este es el punto de vista que debemos ofrecer a nuestros menores
y así es como hay que educarles en las TIC, si mostramos una actitud desafiante
y prohibimos su uso, se volverá en contra nuestro, nuestros hijos nos
desafiarán y será imposible establecer una confianza con ellos para que puedan
expresar sus temores y pedir ayuda.
Muchos medios de comunicación,
nos bombardean diariamente con las noticias más negativas en todos los
aspectos, la red no se escapa de esta vorágine de informar sobre las tragedias
y desgracias. Debemos ser consecuentes con estas y otras noticias fatales,
poner medios de prevención sin coartar ni prohibir.
Los padres, tenemos la idea
preconcebida, de que somos los que guiamos a nuestros hijos en su camino a la
independencia, a la madurez, y realmente así debe ser, sobre todo en los primeros
años de vida del pequeño, cuando pienso esto, no puedo dejar de recordar los
versos de Khalil Gibran: “Nuestros hijos,
no son nuestros hijos, son hijos de la vida, deseosa de perpetuarse…” ¿Pero
qué pasaría si en algunos momentos de nuestra labor educacional cambiáramos los
roles?, pues que obtendríamos, primero el beneficio del saber, nuestros hijos
nos pueden ayudar muchísimo, y lo más importante, hacer crecer en ellos la autoestima que tanto necesitan para
enfrentarse a la vida y valerse por ellos mismos, además de un excelente canal
de comunicación y un tiempo precioso para compartir ante un proyecto común, en definitiva
fortalecer las relaciones paterno filiales, y descubrir gracias a nuestros
hijos las ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías.
Podemos recapacitar sobre el
tiempo que empleamos con nuestros hijos, en la mayoría de ocasiones, después de
una jornada laboral intensa, tenemos pocas ganas de prestarles atención, lo que
nos hace sentir culpables y accedemos a multitud de caprichos materiales que
nos demandan. Es importante pactar con los hijos unas normas básicas de
convivencia, y por supuesto cumplirlas por ambas partes. Establezcamos unas
horas de relación familiar, hablarles de
nuestros asuntos diarios, así como que nos expliquen sus momentos, no solo
reforzará los lazos familiares, lo más importante es que se sentirán respetados
y valorados, sensaciones que necesitamos, adultos y niños.
La confianza, es un factor clave
para que Internet no se convierta o pensemos en él como una amenaza. Con una
buena pedagogía podemos confiar en nuestros hijos, o por lo menos, demostrarles
que confiamos en ellos. La confianza mal interpretada es confío en ti, dejo que
hagas y no me preocupo por la páginas que visitas en la web, con quien chateas,
ni que información facilitas a desconocidos. Esto sería básicamente el abandono
de un menor, y éste así lo entendería. Explicar y pactar unas normas, llegar
juntos a conclusiones de peligrosidad de ciertas actuaciones y consensuar todas
estas premisas, son muy valiosas para saber que nuestro hijo confiará en
nosotros cuando una página, red o chat le haga sentir incomodo, acosado, o
considere sus derechos vulnerados.
Los padres no podemos abandonar a los menores a la deriva de la
navegación virtual, para ello hay que encontrar estímulos, herramientas, ayudas
que nos introduzcan en un mundo que, créanme, no es tan complicado como lo
pintan, pero si es más maravilloso de lo que parece.
M Ángeles Miranda
Experta en Seguridad Infantil
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